GRIS: El Imperio de los Colores
Tenía muy claro, desde mucho antes de que me comprase la Switch este verano, que GRIS sería una de los primeros títulos que jugaría en la nueva plataforma.
Será porque soy un enamorado de los juegos que tratan las emociones, los oscuros recovecos del alma humana. Será porque me apasionan los juegos cuyas bandas sonoras, escenarios y colores nos susurran a los sentidos la historia que estamos viviendo.
Comencé la obra de Nomada Studio con cierto temor. Siempre está la preocupación por una posible decepción, más aún cuando has hecho todo lo posible por no spoilearte absolutamente nada del juego. Sin embargo a medida que iba avanzando en el juego, a medida que resolvía sus puzzles me quedaba más y más claro: GRIS es exactamente lo que prometía ser, una oda al corazón.
En ningún momento se especifica de qué trata la historia, por lo que lo bonito del juego es que cada jugador podrá vivir una aventura completamente personal y diferente, sacando sus propias conclusiones e incluso explorando su propia alma. Al explorar un título de estas características brotan sentimientos de lo más profundo de nuestro ser, recuerdos y miedos.
El juego nos permite controlar a una joven chica, que tendrá que superar un dramático suceso que ha quebrado por completo su corazón. A lo largo del juego iremos superando las distintas fases del duelo, recuperando colores al superarlas. Los colores encarnan las emociones y de cómo pasamos de ver un mundo gris, vacío y austero a un mundo lleno de vida, color y esperanza.
No quiero entrar mucho en detalles, sobretodo explicando mis teorías de la simbología del juego ya que no quiero haceros ningún spoiler. Pero si que durante el juego nos encontramos con diferentes amigos que nos ayudarán en más de una ocasión.
GRIS es un juego hecho para disfrutarlo. Casi puedes notar cómo te llama a avanzar despacio por sus niveles, a explorarlo todo y limitarte a relajarte y disfrutar de la experiencia. El que no puedas morir ayuda bastante a ello.
Durante la aventura podrás conseguir multitud de coleccionables, pudiendo volver a jugar todos los niveles para intentar alcanzar aquellos que se te escaparon en un primer intento.
Para mí, es un juego imprescindible. Reflexivo, profundo y sincero, estoy seguro de que es de esos juegos que pueden ayudar a muchos de sus jugadores, mucho más de los que estos puedan creer en un principio. La creación del estudio barcelonés, es la perfecta ejemplificación de cómo los videojuegos pueden llegar a ser auténticas obras de arte.
¡Aunque te caigas, qué nunca nada te impida alzar el vuelo!
Hasta aquí GRIS, el Imperio de los colores.